domingo, 8 de enero de 2017

Medicamentos psiquiátricos: un asalto a la Condición Humana (Parte I)

El periodista de investigación Robert Whitaker, autor de La locura en Estados Unidos, ha llevado a cabo una investigación de cómo los medicamentos psiquiátricos producidos por la Industria Farmacéutica están poniendo en peligro a los ciudadanos al encubrir el sufrimiento, la angustia y las enfermedades causadas por la gran cantidad de estos medicamentos antidepresivos y antipsicóticos que se prescriben. 

Whitaker expone las enormes mentiras y los encubrimientos que ha permitido corromper el proceso de revisión de los medicamentos por parte de Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), la manipulación de estudios de investigación, que dando la vuelta a los resultados han ocultado los graves peligros e incluso mortales efectos secundarios. Se refiere a medicamentos tales como el Prozac, Zoloft, Paxil y Zyprexa. 



La situación se vuelve aún más alarmante cuando nos damos cuenta de las agresivas tácticas empleadas por la Empresas Farmacéuticas para silenciar a sus críticos y difamarles en la prensa, e incluso despedir a reconocidos científicos por haberse atrevido a señalar los peligros y los riesgos, tales como suicidio o muertes prematuras, causados por estos medicamentos. 

Whitaker comienza desacreditando la eficacia de la enorme cantidad de medicamentos que se administran, antidepresivos como el Prozac, Zoloft y Paxil, y los nuevos fármacos antipsicóticos, como Zyprexa. Su investigación le ha llevado a descubrir que a veces estos medicamentos no son más efectivos que los placebos utilizados en los trastornos mentales y las depresiones, a pesar de lo que diga la publicidad que tanto se reitera en los medios de comunicación. 

Es más, hace una sorprendente afirmación: que estos nuevos fármacos psiquiátricos han contribuido directamente a una nueva epidemia de enfermedades mentales inducidas por dichos fármacos. Los mismos fármacos prescritos por los médicos para tratar los trastornos mentales estarían induciendo de hecho cambios patológicos en la química del cerebro y podría ser la causa de suicidios, episodios maníacos y psicóticos, convulsiones, violencia, diabetes, insuficiencia pancreática, enfermedades metabólicas y muerte prematura. 

Whitaker ejerció primero como periodista sobre temas médicos y alcanzó un cierto prestigio en el Albany Times Union y también lo ha hecho en el Boston Globe. Realizó una investigación sobre las prácticas psiquiátricas perjudiciales, lo que dio lugar a una serie de artículos que aparecieron en el Boston Globe, siendo finalista para el Premio Pulitzer en 1998. Cuando comenzó su investigación sobre temas psiquiátricos, Whitaker todavía creía en esas historias de los progresos de la Psiquiatría, que tanto se han venteado durante décadas. Dijo:
"Yo creía como el resto de la gente que estos fármacos antipsicóticos realmente mejoraban las cosas y que habían evolucionado en su forma de tratar la esquizofrenia. La gente solía ser encerrada para siempre y que ahora tal vez las cosas estaban mucho mejor, que se había progresado en el tratamiento".Pero no, se trata de una falsa historia de progreso . Whitaker pronto se dio cuenta y modificó su visión al comprobar ciertas prácticas psiquiátricas como los electroshock, las lobotomías, el coma insulínico y fármacos neurolépticos se seguían practicando. Los psiquiatras decían a la gente que estas técnicas curaban psicosis o equilibraban la química del cerebro. 

Pero en realidad, el hilo conductor de todos estos tratamientos ha sido el de acabar con las enfermedades mentales dañando de forma deliberada las funciones superiores del cerebro. Lo cierto es que de puertas adentro, el establishment psiquiátrico ha etiquetado a estos tratamientos como "terapias que dañan el cerebro". 

La primera generación de fármacos antipsicóticos provocó una patología cerebral inducida por fármacos que bloqueaban la dopamina, un neurotransmisor y, esencialmente, la de obstaculizar muchas de las funciones cerebrales superiores. De hecho, cuando se introdujeron los primeros antipsicóticos, tales como Thorazine y Haldol, los psiquiatras dijeron de estos fármacos neurolépticos que no se distinguían prácticamente de una "lobotomía química". 

En los últimos años, los medios de comunicación han anunciado la llegada de las llamadas drogas de diseño, como el Prozac, Paxil y Zyprexa, que se supone tienen unos rendimientos superiores y menos efectos secundarios que los antiguos antidepresivos tricíclicos y los primeros antipsicóticos. Millones de personas se han creído estas historias y han enriquecido a las Empresas Farmacéuticas con miles de millones de dólares por la venta de estos nuevos medicamentos. 

La investigación de Whitaker sobre los sufrimientos y muertes prematuras causados por estos fármacos muestra que millones de personas han sido engañadas por una gigantesca campaña de mentiras, distorsiones y ensayos clínicos comprados. Los investigadores médicos que han tratado de advertirnos de los peligros de estas drogas han sido silenciados, intimidados y difamados. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) se ha convertido en el perrito faldero de la Industria Farmacéutica, en lugar de ser su perro guardián. 

Street Spirit ha entrevistado a Robert Whitaker sobre esta nueva "epidemia" de trastornos mentales, y cómo las Empresas Farmacéuticas han sacado provecho de la venta de estas drogas que causan más daño. 

Street Spirit (SS): Su nueva línea de investigación nos dice que se ha producido un gran aumento en la incidencia de las enfermedades mentales en los Estados Unidos, y eso a pesar de los aparentes avances en una nueva generación de fármacos psiquiátricos. ¿Por qué se hace referencia a este aumento como una epidemia? 

Robert Whitaker (RW): El psiquiatra Fuller Torrey recientemente escribió un libro en el que ya decía que estábamos sufriendo una epidemia de enfermedades mentales. Cuando el Instituto Nacional de Salud Mental publica sus cifras sobre la incidencia de las enfermedades mentales, se observa que hay un número creciente de personas con enfermedades mentales. Algunos informes recientes dicen que el 20% de los estadounidenses tienen algún tipo de enfermedad mental. 

Así que mis pretensiones eran dobles. Quería estudiar cómo se produce este dramático aumento de las enfermedades mentales y en particular de las enfermedades mentales graves. Parte de este aumento en el número de personas de las que se dice que tienen una enfermedad mental es sólo por definición. Se han establecido unos límites excesivamente amplios, de modo que entran dentro de ellos todo tipo de personas en la categoría de enfermos mentales. Si un niño no está bien sentado en la silla del aula entonces se dice que tiene un trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH), y así creamos un nuevo trastorno denominado trastorno de ansiedad social. 

SS: Entonces, ¿lo que antes se consideraba simplemente como timidez o ansiedad ahora se etiqueta como un trastorno mental y supuestamente esa persona necesita un antidepresivo como Paxil para tratar su trastorno de ansiedad social? 

RW: Exactamente. O necesita un estimulante como Ritalin para el TDAH. 

SS: Esta consideración hace aumentar el número de clientes que acuden a las consultas del Psiquiatra, pero a la par ¿no aumenta también el número de personas a las cuales las Empresas Farmacéuticas venden sus medicamentos psiquiátricos? 

RW: Por supuesto. Así que parte de lo que estamos viendo no es más que la creación de un mercado mucho mayor para la venta de estas drogas. Si pensamos en ello, entonces nos daremos cuenta de cómo se amplia el círculo, cada vez más grande al expandirse los límites de la enfermedad mental: la psiquiatría tiene más clientes y se venden más medicamentos. Así que hay un incentivo económico para definir la enfermedad mental en términos lo más amplios posibles, de modo que comportamientos ordinarios, emociones de angustia, o comportamientos que no pueden gustar a otras personas, se etiquetan como enfermedad mental. 

SS: Su investigación también muestra que se está produciendo un aumento real del número de personas con un trastorno mental grave. Aunque parezca contradictorio, ¿no cree usted que gran parte de este incremento se debe a la prescripción excesiva de los nuevos fármacos psiquiátricos? 

RW: Sí, exactamente. Si miramos la cifra de personas que están seriamente discapacitadas, los llamados enfermos mentales, personas que no trabajan o que muestran un comportamiento disfuncional debido a una enfermedad mental, está en aumento. De modo que quería establecer el porcentaje de la población que ha sido considerada discapacitada por enfermedad mental a través de la historia. 

En 1903, vemos que aproximadamente 1 de cada 500 personas en los Estados Unidos era hospitalizada por una enfermedad mental. En 1955, al comienzo de la era moderna de las drogas psiquiátricas, aproximadamente era 1 de cada 300 personas la que tenía incapacidad por enfermedad mental. En 1987, cuando termina la primera generación de fármacos antipsicóticos, y luego con los modernos medicamentos psiquiátricos, Thorazine y Haldol y los antidepresivos tricíclicos (como Elavil y Anafranil), hemos visto aumentar el número de personas con discapacidad por enfermedad mental en cuatro veces, hasta el punto de que 1 de cada 75 personas con discapacidad se consideran enfermos mentales. 

También se ha producido un cambio en la forma de tratar a los enfermos mentales entre 1955 y 1987. En 1955 se hospitalizaban. En 1987, que se produjo un notable cambio social, se ponían a estas personas en refugios, hogares de ancianos, o en algún centro de atención comunitaria, recibiendo ayudas a través de los programas de discapacidad, SSI o SSDI. En 1987 aparecieron unos medicamentos psiquiátricos supuestamente mejores, de segunda generación, como los antidepresivos inhibidores selectivos de la recaptación de la seratonina (ISRS) y Prozac. Poco después aparecen otros nuevos fármacos antipsicóticos atípicos, como Zyprexa (olanzapina), Clozaril y Risperdal. 

¿Qué ha pasado desde 1987? Pues que la tasa de discapacidad ha seguido aumentando de tal modo que llega a 1 de cada 50 estadounidenses. Piense en lo que le digo: 1 de cada 50 estadounidenses está discapacitado en la actualidad por una enfermedad mental. Y sigue en aumento. El número de personas con discapacidad por enfermedad mental en los Estados Unidos va aumentando a razón de 150.000 personas al año, desde 1987. Esto representa un aumento cada día en los últimos 17 años de 410 personas con discapacidad por enfermedad mental. 

SS: Llega la pregunta obvia. Si la Psiquiatría ha introducido estos milagrosos medicamentos, como Prozac, Zoloft y Zyprexa, ¿por qué la incidencia de la enfermedad mental está aumentando de manera tan dramática? 

RW: Pues por la misma razón. Es una cuestión científica. Se están usando estos fármacos de una manera mucho más amplia, y se supone que tenemos mejores fármacos que se han convertido en la piedra angular de nuestra atención, por lo que deberíamos ver disminuir las tasas de discapacidad. Eso es lo que sería de esperar. 

En cambio, desde 1987 hasta el presente, hemos visto un aumento en el número de personas con discapacidad mental, pasando de los 3,3 millones de personas a los 5,7 millones en los Estados Unidos. Al mismo tiempo, nuestro gasto en fármacos psiquiátricos ha aumentado de manera sorprendente: el gasto combinado de fármacos antipsicóticos y antidepresivos ha aumentado desde los 500 millones de dólares en 1986 a los casi 20 mil millones de gasto en 2004. Por lo tanto hay que hacerse la siguiente pregunta: ¿No será el uso de estos fármacos lo que está alimentado este incremento en el número de personas con discapacidad mental? 

Cuando repasamos la literatura científica para intentar encontrar un patrón claro en los resultados de estos fármacos, los antipsicóticos, los antidepresivos, los ansiolíticos y los estimulantes como Ritalin utilizados para tratar el TDAH, se observa que apenas son más eficaces que un placebo, al menos en un período corto de tiempo, digamos de unas 6 semanas. Un antidepresivo puede mejorar los síntomas mejor que un placebo a corto plazo.

Lo que se observa con todos estos fármacos psiquiátricos es un empeoramiento de los síntomas de la depresión, de la psicosis o la ansiedad a largo plazo, en comparación con los pacientes tratados con un placebo. Incluso en el tratamiento de ciertos síntomas, se observa mayor cronicidad y mayor gravedad en esos síntomas. Y se observa en un número significativo de pacientes que los síntomas son más graves y están provocados por estos fármacos. 

SS: ¿Los nuevos síntomas psiquiátricos provocados por los mismos medicamentos que debieran ayudarles a recuperarse? 

RW: Exactamente. El caso más evidente es de los antidepresivos. Un porcentaje de las personas que son tratadas con un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS) porque tienen algún tipo de depresión, se verán afectado por algún tipo de ataque maníaco o psicótico inducido por los fármacos. Esto es algo que se sabe. Así que ahora en lugar de tratarse de una depresión, se ha pasado a una manía o síntomas psicóticos. Y una vez que se tiene un episodio maníaco inducido por fármacos, ¿qué pasa? Van a los servicios de urgencia, y se les diagnostica, y se dice que son bipolares y se les da un antipsicótico para que actúe junto al antidepresivo. Se va camino de la incapacidad crónica.

Traducción tomada del blog Noticias de abajo

Terry Messman
mar, 03 ene 2017 00:00 UTC
https://es.sott.net/article/50485-Medicamentos-psiquiatricos-un-asalto-a-la-Condicion-Humana-Parte-I

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