viernes, 27 de enero de 2017

La adicción a la cerveza provoca obesidad del "tipo femenino"

En 2009 Rusia ocupó el décimo lugar en el mundo por la cantidad de consumo de alcohol puro per capita. 

Sin embargo, los especialistas comentan que la situación para los rusos es mucho más peligrosa que para los checos, a pesar de que estos quedaron en el primer lugar, probablemente gracias a su afección por la cerveza. 

Esto se debe a que en Rusia la prioridad son las bebidas alcohólicas fuertes (conforme a las estadísticas oficiales, un 75% del alcohol consumido por los rusos, tiene más de 40 grados), y el ingrediente más tóxico para el organismo humano es precisamente el etanol, según afirman los científicos. Así que de aquí se concluye por los consumidores que las bebidas de menos gradación perjudican menos a la salud.

Sin embargo, los médicos afirman que la cerveza, en particular, aparte de provocar los mismos problemas de salud que cualquier otra bebida alcohólica, tiene también otra desventaja muy importante, especialmente para aquellos que tratan de cuidar la línea.



El narcólogo Jefe de Moscú, Oleg Zykov, comenta que la adicción a la cerveza provoca obesidad "del tipo femenino". Según él, la cerveza contiene prototipos de esteroides femeninos gonadales que dentro del organismo humano se convierten en esteroides femeninos propios y son la causa de que se 'eche barriga'.

La medicina contemporánea no considera la adicción a la cerveza como algo diferente a cualquier otro tipo de alcoholismo. Subraya que en la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud (ICD, International Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems), está presente el alcoholismo como tal, diagnosticado sin referencia a ninguna bebida en particular, da igual cuál sea: coñac, vodka, whisky, vino, cócteles o cerveza.

Mientras tanto, los médicos rusos afirman que el mayor problema es que, a pesar de que la cerveza es capaz de provocar alcoholismo, igual que cualquier otro tipo de alcohol, no se percibe así por la sociedad. Y el factor más dañino es que para los jóvenes la cerveza no es simplemente una bebida alcohólica, sino un modo de vivir, un componente imprescindible de la comunicación con sus contemporáneos.

Para un jóven resulta la cosa más natural, cada vez que está reunido con sus amigos, tomar algunas cervezas. Y si no lo hace, corre el riesgo de ser considerado un excéntrico

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