"Parece que los pacientes con EM/SFC están al ras de citoquinas hasta alrededor de los tres años, momento en el cual el sistema inmune muestra evidencias de agotamiento y los niveles de citoquinas caen", explicaba Hornig en un comunicado. "El diagnóstico temprano puede ofrecer oportunidades únicas para el tratamiento que, probablemente, difieran de las que serían apropiadas en las últimas fases de esta enfermedad."

De hecho, ya hay fármacos en el mercado que son conocidos por amortiguar el comportamiento de las citoquinas, que podrían ser probados contra la fatiga crónica en el futuro. El equipo espera ahora que, al publicar los resultados de un segundo estudio que han estado llevando a cabo, el cual está buscando no sólo los cambios biológicos que acaecen junto con la fatiga crónica, sino también a los agentes que causan dichos cambios.

"Este estudio ofrece lo que se mantenía esquivo durante tanto tiempo: la evidencia inequívoca de una disfunción inmunológica en la EM/SFC y los biomarcadores de diagnóstico para la enfermedad", reseñaba el investigador principal del segundo proyecto, W. Ian Lipkin. "La cuestión que estamos tratando de abordar en un proyecto de microbioma paralelo es lo que desencadena esta disfunción."