miércoles, 30 de julio de 2014

Flores en tu cocina

Las flores comestibles son cada vez más utilizadas en gastronomía. Aunque parezca algo nuevo, las flores comestibles se han utilizado durante siglos en las cocinas de América, Asia y Europa.

Las rosas, por ejemplo, son parte fundamental de la tradición culinaria de Medio Oriente y algunas zonas de Asia central y del sur. En Europa formaron parte de los banquetes de la nobleza medieval utilizándolas junto con higos y azúcar para elaborar un delicioso postre mezclándolos con frutos secos tostados.

Además de espectacularmente bellas, las flores contienennutrientes valiosos para la salud. Os cuento algunos de ellos:

El diente de león contiene flavonoides con propiedades antioxidantes y luteína, un carotenoide que se encuentra en las frutas y vegetales de color amarillo-anaranjado y que es importante para la salud ocular .También es rico en vitaminas, incluyendo ácido fólico, riboflavina, niacina y vitaminas C y E.

Las violetas contienen rutina, un compuesto con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que contribuye a fortalecer las paredes capilares.

Los pétalos de rosa contienen flavonoides antioxidantes, así como vitaminas A, B3, C y E. Se emplean para perfumar guisos de cordero o de aves, ensaladas de frutas, arroces, pasteles, sorbetes, helados. Con ellos se repara también la deliciosa mermelada de rosas turca.

Las capuchinas contienen licopeno que combate el cáncer y luteína.

La lavanda contiene vitamina A, calcio y hierro y es beneficiosa para el sistema nervioso central.

Las flores de cebollino contienen vitamina C, hierro, azufre y ha sido tradicionalmente utilizada para ayudar a controlar la tensión arterial

La flor de caléndula tiene un sabor y cualidades similares al azafrán

Las flores de calabaza son ricas en calcio y fósforo, lo cual hace que estén recomendadas en etapas de crecimiento y en personas que padezcan de osteoporosis.También contienen potasio, hierro y magnesio y vitamina A (en menor proporción que la calabaza), vitaminas del complejo B (B1, B2, B3), Vitamina C y ácido fólico. Estas dos últimas se encuentran en una proporción mucho mayor que en la calabaza.

Una manera perfecta de enriquecer nuestra dieta y adornar cualquier plato.

Importante: aunque se reconozca una flor como potencialmente comestible, no se deben utilizar ninguna de las que se encuentran en floristerías, parques o jardines. No están controladas en cuanto a la cantidad de fitoquímicos que pueden tener añadidos, como pesticidas. Es recomendable por tanto adquirirlas en las tiendas especializadas donde nos aseguran el origen y la ausencia de productos nocivos para la salud.

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