domingo, 14 de julio de 2013

Rendirse jamás fue una opción

En multitud de ocasiones puedes encontrarte ante fracasos inesperados y la desolación suele ser la primera sensación, uno se queda tan absorto ante la realidad que no sabe cómo hacerle frente ¿Rendirse o persistir?

En frío parece que la respuesta es más que clara, siempre persistir, luchar, mantenerse al pie del cañón para alcanzar cada una de las metas que nos propongamos, para hacer realidad cada sueño pero cuando te encuentras en el borde, justo después del golpe uno sólo desea rendirse y que pase el tiempo para poder volver a encontrar el equilibrio o el olvido.

Ahora mimo nos encontramos con multitud de obstáculos para alcanzar nuestros sueños, ya no sólo son los cotidianos que podían ocurrir con normalidad como era el hecho de perder el amor de alguien o de jamás tenerlo, ahora nos encontramos también con que cada vez es más difícil encontrar un puesto de trabajo independientemente de la formación que uno haya tenido y esto trae consecuencias.

La desolación se ha implementado en esta sociedad como si nada pudiera deshacerse de ella, nos encontramos con personas que ya no saben que hacer y que ya no persisten, tiraron la toalla desde el primer momento porque para algunos es mejor no arriesgarse y sentir que ellos tienen el control de la situación que intentarlo y tener que hacer frente al rechazo de un otro.

En anteriores artículos hemos hablado del optimismo como un modo de vida, de la resiliencia para ser capaz no sólo de sobrevivir sino de rehacerte de cada revés, para convertirte en tu propio ave fénix. Ésta es mi propuesta para cada uno de los tropiezos que encontremos en la vida, jamás rendirse para jamás dejar de desear de alcanzar esos sueños, buscar los medios y persistir cientos de veces antes de darlo todo por perdido, aprender a encajar los golpes para que cada vez que caigas puedas levantarte con más fuerza si cabe.

Cuando hablamos de no rendirse no me refiero a mantenernos patológicamente anclados en el dolor, por ejemplo, en mantenernos en una relación en la que estás continuamente sufriendo a la espera de un cambio o que se dé cuenta de lo que vales, no. Tenemos que poder diferenciarnos y ver la realidad con objetividad, no rendirnos cuando sabemos que hay un sueño que deseamos alcanzar y que nos lleve hacia la superación personal y la felicidad, es una gran razón por la que luchar.

Tenemos que tener los pies en la tierra para ver con claridad lo que deseamos y si es posible alcanzarlo, entonces es el momento de no rendirse, de mantener siempre la esperanza de que aquel que persiste puede lograr alcanzar sus propias metas, venga lo que venga.

Para terminar quiero compartir esta cita con vosotros de Paulo Coelho:

“La gloria del mundo es transitoria, y no es ella la que nos da la dimensión de nuestra vida, sino la elección que hacemos de seguir nuestra Leyenda Personal, tener fe en nuestras utopías y luchar por nuestros sueños.”

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