domingo, 7 de julio de 2013

La Lectura y la Escritura preservan la memoria al llegar la vejez

Niño leyendoUn niño lee un cuento en la Feria del Libro de Madrid. (EFE) 

La lectura de libros, la escritura y la participación en actividades que estimulan el cerebro a cualquier edad puede preservar la memoria. 

Quienes tuvieron actividad mental estimulante de forma temprana y tardía en la vida tenían una menor tasa de deterioro de la memoria. La pérdida de memoria se redujo un 32% en los de actividad mental frecuente.

Quien mueve las piernas mueve el corazón, decía un viejo eslogan para animar a aquellos españoles a hacer deporte. De igual modo, para mantener una buena memoria es imprescindible la gimnasia del cerebro. 

El ejercicio mental desde la infancia hasta la vejez es clave para la salud del cerebroLa lectura de libros, la escritura y la participación en actividades que estimulan el cerebro a cualquier edad puede preservar la memoria, según una investigación del centro médico de la Universidad Rush, en Chicago (Estados Unidos). "Nuestro estudio sugiere que el ejercicio del cerebro mediante la participación en actividades de este tipo a través de la vida de una persona, desde la infancia hasta la vejez, es importante para la salud del cerebro en la vejez", resume el autor del estudio, Robert S. Wilson. 

 En la investigación, que publica la revista Neurology, 294 personas fueron sometidas a pruebas que medían la memoria y el pensamiento cada año a una edad promedio de 89 años, además de responder a un cuestionario acerca de si leían libros, escribían o realizaban otras actividades mentalmente estimulantes en la niñez, la adolescencia, la edad media y en su edad actual. Después de su muerte, sus cerebros fueron examinados en la autopsia para la comprobar los signos físicos de la demencia, como lesiones, placas y ovillos cerebrales. No hay que subestimar el efecto de actividades cotidianas, como lectura y escritura

La investigación encontró que las personas que participaron en actividades mentalmente estimulantes de forma temprana y tarde en la vida tenían una menor tasa de deterioro de la memoria en comparación con aquellos que no participaron en estas actividades a través de su vida, después de ajustar por los diferentes niveles de placas y ovillos en el cerebro. 

La actividad mental representó casi el 15% de la diferencia en el declive más allá de lo que se explica por la existencia de placas y ovillos neurofibrilares en el cerebro. "No hay que subestimar los efectos de las actividades cotidianas, como la lectura y la escritura, en nuestros hijos, nosotros mismos y nuestros padres o abuelos", dijo Wilson. El estudio encontró que la tasa de disminución de la memoria se redujo en un 32% en personas con actividad mental frecuente en la edad avanzada, en comparación con las personas con una actividad mental media, mientras que la tasa de disminución de aquellos con actividad no frecuente fue un 48% más rápida que la de aquellos con actividad media.

http://www.20minutos.es

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