martes, 8 de enero de 2013

¿Qué te engorda?


Es importante saber que hay otros factores que pueden hacernos engordar y que no tienen que ver con la alimentación.

Generalmente nos ocurre: hay etapas en que ganamos peso sin haber cometido excesos, sin haber cambiado demasiado la cantidad ni la calidad de los alimentos que ingerimos.

Conoce algunos factores aquí:
  • Estrés y ansiedad: son dos enemigos importantes del buen peso y la calidad de vida. Hacen que tengamos más ganas de comer y nos acercan a los dulces y la comida chatarra. Están muy asociados al "hambre emocional". Cuando te pase, tratá de retomar la calma y pensar qué te llevas a la boca y por qué. Reemplazalo por una botella de agua fresca y alguna fruta. Pronto sentirás una sensación de satisfacción y comprobarás que eran los nervios los que te estaban jugando una mala pasada.
  • Trasnochar y dormir mal: estirar la jornada hace que uno siga picando aún después de una buena cena. Y la falta de sueño y de descanso reparador crea un desequilibrio hormonal, que provoca que no te sientas satisfecha al comer.
  • Dejar de fumar: nada más recomendado que abandonar el tabaco. Pero es importante que tengas en cuenta que tendrás picos de ansiedad que te llevarán a picotear. Planificá qué hacer en esos momentos. Lo más aconsejable es realizar ejercicio y seguir una dieta en esa etapa.
  • Comer rápido: cuando comemos a las corridas, sin masticar bien, tenemos menos sensación de saciedad e ingerimos más alimentos de los que necesitamos.
  • Sedentarismo: la falta de actividad física es muy perjudicial, para el peso y para la salud. Cuanto más nos movamos, mayor gasto calórico tendremos y acumularemos menos grasa. Si hacemos ejercicio podemos comer más sin ganar peso.
  • Atracones: comer mucho en un sólo momento del día y mantener muchas horas de ayuno no es bueno, porque favorece los atracones. Lo mejor es fraccionar la alimentación en seis comidas diarias. Esto aumenta el funcionamiento metabólico y disminuye la probabilidad de acumular grasas, dado que la provisión de alimento constante reduce notablemente la ansiedad.
  • Exceso de sal: salar demasiado la comida es malo. Es conveniente disminuir el consumo de sodio para retener menos líquidos y eliminar el riesgo de presión alta. Se puede compensar agregando mayor variedad de especias en tus comidas.
  • Poco líquido: Ingerir menos de 1 litro de agua por día hace que nuestros riñones trabajen poco y más toxinas queden en nuestro cuerpo. Los especialistas recomiendan beber a diario 2 o 3 litros de agua, soda, jugos dietéticos, gaseosas light, caldos caseros desgrasados o infusiones.
Fuente: http://www.alimentacion-sana.com.ar/nuevas-1/queengorda.htm

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