miércoles, 26 de septiembre de 2012

Ventajas e inconvenientes de tener un perro en casa

La fiel compañía que aportan estos animales debe coexistir con la convivencia vecinal o el sacrificio diario que realizan los dueños.

La llegada del otoño viene aparejada de una cuota de nostalgia. El periodo estival dice adiós dejando un fugaz rastro de lo que en su día fueron vacaciones. La vuelta al cole o retornar al puesto de trabajo requiere de una amplia dosis motivacional, siendo ésta una de las razones por las cuáles, cada vez más familias se deciden a adoptar un perro en estas fechas

Un «nuevo inquilino» en el hogar con quien jugar y a quien querer, pero también una responsabilidad que obliga a un sacrificado esfuerzo para su correcto desarrollo. A pesar de las impagables sensaciones que proporcionan, nadie dijo que tener un perro fuera a ser fácil.

La compañía, su principal virtud

Expresiones como «el perro es el mejor amigo del hombre», o «cuanto más conozco a la gente, más quiero a mi perro», no son producto de la casualidad. Estos animales domésticos poseen el don de ofrecer la más fiel de las compañías. Si, por ejemplo, vuelves molesto del trabajo, ahí estará tu perro para sacarte una sonrisa.
Así lo confirma Sara, trabajadora a tiempo parcial y estudiante de logopedia, a quien todavía le queda tiempo para ser dueña de Nani, un pequeño Bichón Maltés de tan solo un año de edad. «Cuando les dije a mis padres que quería un perro, ellos me contestaron que yo asumiría toda la responsabilidad, pero he de reconocer que sin su ayuda no hubiera sacado tiempo». Destaca que tener a Nani le ha cambiado la vida, pero no todo es un camino de rosas, «entre el pienso, vacunas, alguna revisión... la manutención básica me cuesta en torno a 200 euros por año». 
Manuel, profesor de economía, sale a diario a pasear con Duke, un Mastín del Pirineo que resalta por su gran tamaño y poblado pelaje. Ambos conviven en un piso de Madrid, «las personas se piensan que tener un perro grande requiere de una amplia parcela, pero no es del todo cierto. Un perro, por encima de todo eso lo que necesita es atención por parte del dueño». Quien adquiere un perro debe saber que tendrá que sacarlo todos los días, con independencia de que esté lloviendo o nevando. «El coste en dinero es mucho menos importante que el coste en tiempo», advierte Manuel mientras termina de sacar a Duke.

A un perro, del mismo modo que hacen los padres con los hijos, hay que ponerle normas. La enseñanza desde cachorros es fundamental para evitar problemas futuros, «educar bien a tu perro es necesario para ahorrarte problemas con los vecinos. No es plato de buen gusto que tu perro se ponga a ladrar a las 4 de la mañana», avisa Sara respecto a uno de los problemas que más quebraderos de cabeza provoca.
La convivencia vecinal se basa en el respeto mutuo, por ello Manuel hace todo lo posible por evitar situaciones molestas, «con un perro grande no solo es importante demostrar a los demás que no hace nada, también hay que saber guardar las apariencias con aquellas personas que les pudiera dar miedo». Ninguno de los dos cree que los perros estén mal considerados por el resto de los viandantes, pero hacen hincapié en que el mal comportamiento de unos pocos dueños, puede manchar la imagen de todos. 

Recoger los excrementos de la calle es un buen baremo, «por suerte para nosotros, Madrid está plagada de papeleras provistas de bolsas de basura para las cacas», asegura Sara que no ve razón para obviar esta obligación». Manuel lanza una reflexión, «del mismo modo que los conductores deben sacarse el carnet, se debería implantar algún curso para todos aquellos que tengan un perro a su cargo».

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